VI. SENTÍ. ESCRIBÍ.
Nadie se va a dormir en Madrid hasta que no ha acabado con la noche.
Ernest Hemingway
AVISO: SÓLO PARA MASOCAS, O BUENO AMIGOS/AS, O AMBAS COSAS, CON ALGO DE TIEMPO Y PACIENCIA, PORQUE NO HE PODIDO ACORTARLO MÁS.
EL AUTOR.
Hoy vi una luz maravillosa, como de película, mientras bajaba la castellana. Vi a un hombre triste y gris que ni siquiera se atrevía a pedir una limosna. Vi sus ojos brillar con el sonido de mis dos monedas, y oí su corazón diciéndome gracias pero un pitido rompió ese hermoso silencio.
Giro a la derecha, una mágica canción me introduce en el túnel del tiempo. Hace unos minutos vestí, o mejor dicho me vistió, un kimono japonés de 200 años. Me vistió de su experiencia, me impregnó de sus vivencias. Después, desnudo otra vez.
Hoy vi una bella joven chupándose el dedo mientras el viento bailaba con su melena.
El semáforo se puso en verde, y otro pitido me hizo caer de mi nube pero no dejé de mirarla, perdiéndose entre la multitud y jugándome la vida por una bella imagen como tantas veces, como tantas más.
Hoy vi a esa misma joven, y a este mismo niño, tomando una foto ilusionada desde el asiento trasero del coche de papá mientras se subía encima de su madre, mientras su hermano pequeño se reía, mientras su abuela no entendía. Y me vi a mí en mi primer día en Madrid, ilusionado, investigando cada rincón, descubriendo nuevas sensaciones. Y lo almacené en mi retina. Demasiado hermoso para intentar plasmarlo. Y volví a arrancar.
Hoy vi a Colón apuntando a algún sitio, y recordé la frase de Amelie: cuando una estatua señala, el sabio mira al cielo, el tonto al dedo (o algo así). Así que miré donde apuntaba, y descubrí que era al norte, hacia donde se encamina mi vida en estos momentos. Me guiñó un ojo, como Doña Cibeles al maravilloso loco que creó Sabina y me hizo feliz por unos instantes. Lástima que el silbato de un pitufo, debía ser gruñón por la cara de amargado, me hizo despertar otra vez.
Pero nadie me va a joder mis sueños, porque son míos, porque son tuyos, porque son nuestros.
Hoy vi la imagen del Ave Fénix coronando la ciudad, iluminada por el último rayo de sol del día. Dorado, esbelto, luchador. Y resurgí de mis cenizas una vez más.
Hoy vi la luz de Madrid reflejada en la pared cristalina del nuevo Reina Sofía.
Y ME DETUVE.
Cogí mi pequeña compañera de emociones y tomé fotos de ángeles en ascensor. Subiendo y bajando, transparentes, silueteados por el cielo de esta magna ciudad. Y entendí la frase De Madrid al cielo. Sólo que esta vez no era una imagen para almacenar sino en la tarjeta de mi cámara.
Y así lo hice.
Pero algo desde el suelo me volvió a poner los pies, a quitar las alas. La sensación del tiempo malgastado que no perdido, aunque también.
Las ganas de visitar todos los museos de la ciudad, de ver todas las obras de sus teatros, de estrenar todas las películas de ir a la ópera con esa persona amada y llorar a su lado, de secar con tus labios sus lágrimas y convertirlas en diamantes cual Príncipe Vlad, de ofrecerle tu hombro como apoyo incondicional a la salida sentí la envidia hacia los extranjeros, aunque aquí ninguno lo seamos, de subirse a un autobús y conocer en unos minutos más rincones que yo en casi siete años. Pero comprendí que, aunque no conozca los museos, he vivido casi todas sus sensaciones. He dicho hooola a tanta gente al segundo de descubrirles. He llorado, he chapoteado charcos vestido con mi mejor traje, he regalado pomperos a niños en navidad con mi mejor amigo y un gorro de arlequín justo antes de ir a una fiesta de hadas y duendes, le he regalado pompas a Jacky en un parque bajo las *******, he bailado haciendo círculos con Amelie y muchas cosas más.
PERO SOBRE TODO HE SOÑADO... HE SENTIDO.
Otra interrupción.
La madre que te p (típica frase de AQUÍ, de Madriz) pero, afortunadamente, me muerdo la lengua. Es un pobre chico repartiendo propaganda y regalándome un gracias, que tenga una buena tarde por el simple hecho de no despreciarle un folleto. Mientras, su jefe estará calentito en su mercedes tal vez engañando a su esposa con alguna rubia tetona, tal vez bajando la castellana y mirando el escote de ésta, en lugar de disfrutar de la indescriptible luz que en esos momentos la envuelve. Veo al lado del chico a otra persona repartiendo. Pero no es joven, pero no son folletos. La gente le rehuye. Un segundo después descubro el porqué. Delante de él hay otras dos personas armadas con cámaras de foto y vídeo. Me hago el interesante merodeando por allí a ver si me da a mi uno de esos ¿Qué será? Pero nada. Así que le pregunto al de la cámara. Chileno, de unos muchos, corrijo, de unos cuantos. Está claro que con experiencia, lo lleva dibujado en la cara. Y transmite paz y regala armonía, mejor dicho ALQUIMIA. Me obsequia con una bella serigrafía. Otros 99 afortunados y yo nos iremos hoy a casa con este mágico regalo. Puedes tirarlo, enmarcarlo o modificarlo a tu antojo y así hacer una obra conjunta con el autor como es su deseo, y que luego será expuesta firmada por ambos. GUILLERMO NUÑEZ, arte en la calle. Arte en el alma, pensé yo. Así que le doy las gracias, un apretón de manos, por si se me pega algo de su sabiduría adquirida y me vuelvo a casita como chico con zapatos nuevos.
Y HOY NO HE VISTO, HOY HE ESCRITO.
Me he tatuado con tinta todas esas sensaciones que ayer vi, para que no se borren nunca de mi piel.
Y mientras escribía lo que ayer vi, veía a mi pluma de bambú, mi primera pluma, la que siente conmigo mis historias y te las traduce, la que me regalaron mi mami y mi tata al cumplir 21, que empezó adornando mi escritorio, y ahora adorna mis sueños. Y me veían mis padres, y ella desde sus 16 y Jacky desde sus postales de todo el mundo y Agus desde Teruel. Y la serigrafía de Guillermo, y Bebo y su piano, y la canción mágica de Wim Meterns que me abrió los ojos y el alma ayer, y mi secante de tinta de principios de siglo, y Bunbury y su payaso desde la ventana, y mi dragón del kimono azul que ahora me abriga, y mi cachimba, y el principito (el de verdad) y las mariposas del portavelas y algunos más de mis recuerdos Porque hoy me siento como el voayeur observado, porque ahora soy el centro del mundo, aunque sea mi pequeño mundo. Y me siento fuerte, y feliz de existir.
Porque me siento agradecido a quien quiera que me pusiese aquí y ahora, porque estoy agradecido a quien sé que me puso allí y hace 29.
Porque me llena saber que TÚ desde tu mundo estás mirándome porque perdemos los ojos en vanalidades vestidas de color euro.
Porque una imagen vale más que mil palabras, pero he tenido que escribir algunas más para intentar hacerte ver esta experiencia imposible de plasmar.
Porque hace un ratito un abrazo mío hizo sentir bien a una mujer muy especial que no se quiere últimamente.
Hoy, que ya es ayer, vi Madrid. Y una lágrima distorsionó la realidad deformada que veían mis ojos desde hace algunos años. Y tras esa distorsión me sentí mucho mejor porque me voy al norte, pero volveré, porque siempre serás mi amor, aún en la distancia, porque por fin aprenderé a disfrutarte como hoy en día hago con Teruel. Porque volveremos a reír y llorar juntos porque te descubriré porque me desnudaré. Porque como tú sólo estás tú, y de Madrid al cielo. Porque hay amores imposibles y tú, Madrid, eres uno.
Hoy y ayer me he hecho el amor a mi mismo y a la joven del dedo, y a Colón, y a la niña que tomaba fotos, y a su madre, y a su padre, y a su abuela al Ave Fénix, a la serigrafía de Guillermo, al arte, a las nubes del cielo de mi Madrid, a ella, a Germán, a Jacky, a David, a Vero, a Agustín, a Galatea, a la luna llena y mi libreta de relatos la cual adorna a Bebo, Enrique B, Manolo G. y Wim M a mi pluma y su tintero, al dragón de La Historia interminable y a la vecina de 14 que estaba recostada en la barandilla de la casa de mi prima cuando aún lloraba mi alma porque me di cuenta que me iba de AQUÍ. Porque descubrí en sus ojos, en su postura alguien que soñaba. Porque me vi reflejado, porque sentí su mirada, porque me regaló una sonrisa a cambio de nada, y en estos tiempos que corren eso lo vale todo.
Hoy y ayer y ahora me he hecho el amor, y al mundo, y a ti que lees esto.
Y voy a serte sincero, jodidamente honesto. Ha sido multiorgásmico y muy placentero, y ha durado tres días con sus noches, y no acaba aquí.
Y hoy que ya es antesdeayer, y hoy que ya fue ayer, y ahora que ya es hoy, y este momento que es mañana seguiré haciendo el amor porque a mis 29 sigo sin saber follar. Porque necesito enamorarme, porque aunque vivir pueda matar como he leído esta noche, prefiero morir mil veces que estar muerto en vida. Porque a pesar de adorar el Drácula de Cóppola, prefiero amar eternamente que esperar un amor eterno. Porque aunque no busque un amor eterno, sigo soñando con el instante en que aparezca. De hecho, me acabo de dar cuenta que ya tengo uno alguien que antes no me miraba junto al resto, alguien que lleva unos minutos arropándome, alguien que me acompaña desde los 18, y que tengo un poco descuidada.
Hoy he hecho el amor a mucha gente, a muchas cosas mañana a ella: mi Nikon F4, mi amante fiel, mi amiga silenciosa, mi compañera desde hace 11 años la perfecta prolongación de mi mano, la que mejor interpreta mis emociones, mi otro ojo.
Pero después de hacer el amor, por muy placentero que haya sido nada como un buen punto y seguido un abrazo tierno y sincero. La duración la pones tú. La noche y yo acabamos aquí. Me voy a dormir con mi Nikon, tenemos un reencuentro pendiente.
Ernest Hemingway
AVISO: SÓLO PARA MASOCAS, O BUENO AMIGOS/AS, O AMBAS COSAS, CON ALGO DE TIEMPO Y PACIENCIA, PORQUE NO HE PODIDO ACORTARLO MÁS.
EL AUTOR.
Hoy vi una luz maravillosa, como de película, mientras bajaba la castellana. Vi a un hombre triste y gris que ni siquiera se atrevía a pedir una limosna. Vi sus ojos brillar con el sonido de mis dos monedas, y oí su corazón diciéndome gracias pero un pitido rompió ese hermoso silencio.
Giro a la derecha, una mágica canción me introduce en el túnel del tiempo. Hace unos minutos vestí, o mejor dicho me vistió, un kimono japonés de 200 años. Me vistió de su experiencia, me impregnó de sus vivencias. Después, desnudo otra vez.
Hoy vi una bella joven chupándose el dedo mientras el viento bailaba con su melena.
El semáforo se puso en verde, y otro pitido me hizo caer de mi nube pero no dejé de mirarla, perdiéndose entre la multitud y jugándome la vida por una bella imagen como tantas veces, como tantas más.
Hoy vi a esa misma joven, y a este mismo niño, tomando una foto ilusionada desde el asiento trasero del coche de papá mientras se subía encima de su madre, mientras su hermano pequeño se reía, mientras su abuela no entendía. Y me vi a mí en mi primer día en Madrid, ilusionado, investigando cada rincón, descubriendo nuevas sensaciones. Y lo almacené en mi retina. Demasiado hermoso para intentar plasmarlo. Y volví a arrancar.
Hoy vi a Colón apuntando a algún sitio, y recordé la frase de Amelie: cuando una estatua señala, el sabio mira al cielo, el tonto al dedo (o algo así). Así que miré donde apuntaba, y descubrí que era al norte, hacia donde se encamina mi vida en estos momentos. Me guiñó un ojo, como Doña Cibeles al maravilloso loco que creó Sabina y me hizo feliz por unos instantes. Lástima que el silbato de un pitufo, debía ser gruñón por la cara de amargado, me hizo despertar otra vez.
Pero nadie me va a joder mis sueños, porque son míos, porque son tuyos, porque son nuestros.
Hoy vi la imagen del Ave Fénix coronando la ciudad, iluminada por el último rayo de sol del día. Dorado, esbelto, luchador. Y resurgí de mis cenizas una vez más.
Hoy vi la luz de Madrid reflejada en la pared cristalina del nuevo Reina Sofía.
Y ME DETUVE.
Cogí mi pequeña compañera de emociones y tomé fotos de ángeles en ascensor. Subiendo y bajando, transparentes, silueteados por el cielo de esta magna ciudad. Y entendí la frase De Madrid al cielo. Sólo que esta vez no era una imagen para almacenar sino en la tarjeta de mi cámara.
Y así lo hice.
Pero algo desde el suelo me volvió a poner los pies, a quitar las alas. La sensación del tiempo malgastado que no perdido, aunque también.
Las ganas de visitar todos los museos de la ciudad, de ver todas las obras de sus teatros, de estrenar todas las películas de ir a la ópera con esa persona amada y llorar a su lado, de secar con tus labios sus lágrimas y convertirlas en diamantes cual Príncipe Vlad, de ofrecerle tu hombro como apoyo incondicional a la salida sentí la envidia hacia los extranjeros, aunque aquí ninguno lo seamos, de subirse a un autobús y conocer en unos minutos más rincones que yo en casi siete años. Pero comprendí que, aunque no conozca los museos, he vivido casi todas sus sensaciones. He dicho hooola a tanta gente al segundo de descubrirles. He llorado, he chapoteado charcos vestido con mi mejor traje, he regalado pomperos a niños en navidad con mi mejor amigo y un gorro de arlequín justo antes de ir a una fiesta de hadas y duendes, le he regalado pompas a Jacky en un parque bajo las *******, he bailado haciendo círculos con Amelie y muchas cosas más.
PERO SOBRE TODO HE SOÑADO... HE SENTIDO.
Otra interrupción.
La madre que te p (típica frase de AQUÍ, de Madriz) pero, afortunadamente, me muerdo la lengua. Es un pobre chico repartiendo propaganda y regalándome un gracias, que tenga una buena tarde por el simple hecho de no despreciarle un folleto. Mientras, su jefe estará calentito en su mercedes tal vez engañando a su esposa con alguna rubia tetona, tal vez bajando la castellana y mirando el escote de ésta, en lugar de disfrutar de la indescriptible luz que en esos momentos la envuelve. Veo al lado del chico a otra persona repartiendo. Pero no es joven, pero no son folletos. La gente le rehuye. Un segundo después descubro el porqué. Delante de él hay otras dos personas armadas con cámaras de foto y vídeo. Me hago el interesante merodeando por allí a ver si me da a mi uno de esos ¿Qué será? Pero nada. Así que le pregunto al de la cámara. Chileno, de unos muchos, corrijo, de unos cuantos. Está claro que con experiencia, lo lleva dibujado en la cara. Y transmite paz y regala armonía, mejor dicho ALQUIMIA. Me obsequia con una bella serigrafía. Otros 99 afortunados y yo nos iremos hoy a casa con este mágico regalo. Puedes tirarlo, enmarcarlo o modificarlo a tu antojo y así hacer una obra conjunta con el autor como es su deseo, y que luego será expuesta firmada por ambos. GUILLERMO NUÑEZ, arte en la calle. Arte en el alma, pensé yo. Así que le doy las gracias, un apretón de manos, por si se me pega algo de su sabiduría adquirida y me vuelvo a casita como chico con zapatos nuevos.
Y HOY NO HE VISTO, HOY HE ESCRITO.
Me he tatuado con tinta todas esas sensaciones que ayer vi, para que no se borren nunca de mi piel.
Y mientras escribía lo que ayer vi, veía a mi pluma de bambú, mi primera pluma, la que siente conmigo mis historias y te las traduce, la que me regalaron mi mami y mi tata al cumplir 21, que empezó adornando mi escritorio, y ahora adorna mis sueños. Y me veían mis padres, y ella desde sus 16 y Jacky desde sus postales de todo el mundo y Agus desde Teruel. Y la serigrafía de Guillermo, y Bebo y su piano, y la canción mágica de Wim Meterns que me abrió los ojos y el alma ayer, y mi secante de tinta de principios de siglo, y Bunbury y su payaso desde la ventana, y mi dragón del kimono azul que ahora me abriga, y mi cachimba, y el principito (el de verdad) y las mariposas del portavelas y algunos más de mis recuerdos Porque hoy me siento como el voayeur observado, porque ahora soy el centro del mundo, aunque sea mi pequeño mundo. Y me siento fuerte, y feliz de existir.
Porque me siento agradecido a quien quiera que me pusiese aquí y ahora, porque estoy agradecido a quien sé que me puso allí y hace 29.
Porque me llena saber que TÚ desde tu mundo estás mirándome porque perdemos los ojos en vanalidades vestidas de color euro.
Porque una imagen vale más que mil palabras, pero he tenido que escribir algunas más para intentar hacerte ver esta experiencia imposible de plasmar.
Porque hace un ratito un abrazo mío hizo sentir bien a una mujer muy especial que no se quiere últimamente.
Hoy, que ya es ayer, vi Madrid. Y una lágrima distorsionó la realidad deformada que veían mis ojos desde hace algunos años. Y tras esa distorsión me sentí mucho mejor porque me voy al norte, pero volveré, porque siempre serás mi amor, aún en la distancia, porque por fin aprenderé a disfrutarte como hoy en día hago con Teruel. Porque volveremos a reír y llorar juntos porque te descubriré porque me desnudaré. Porque como tú sólo estás tú, y de Madrid al cielo. Porque hay amores imposibles y tú, Madrid, eres uno.
Hoy y ayer me he hecho el amor a mi mismo y a la joven del dedo, y a Colón, y a la niña que tomaba fotos, y a su madre, y a su padre, y a su abuela al Ave Fénix, a la serigrafía de Guillermo, al arte, a las nubes del cielo de mi Madrid, a ella, a Germán, a Jacky, a David, a Vero, a Agustín, a Galatea, a la luna llena y mi libreta de relatos la cual adorna a Bebo, Enrique B, Manolo G. y Wim M a mi pluma y su tintero, al dragón de La Historia interminable y a la vecina de 14 que estaba recostada en la barandilla de la casa de mi prima cuando aún lloraba mi alma porque me di cuenta que me iba de AQUÍ. Porque descubrí en sus ojos, en su postura alguien que soñaba. Porque me vi reflejado, porque sentí su mirada, porque me regaló una sonrisa a cambio de nada, y en estos tiempos que corren eso lo vale todo.
Hoy y ayer y ahora me he hecho el amor, y al mundo, y a ti que lees esto.
Y voy a serte sincero, jodidamente honesto. Ha sido multiorgásmico y muy placentero, y ha durado tres días con sus noches, y no acaba aquí.
Y hoy que ya es antesdeayer, y hoy que ya fue ayer, y ahora que ya es hoy, y este momento que es mañana seguiré haciendo el amor porque a mis 29 sigo sin saber follar. Porque necesito enamorarme, porque aunque vivir pueda matar como he leído esta noche, prefiero morir mil veces que estar muerto en vida. Porque a pesar de adorar el Drácula de Cóppola, prefiero amar eternamente que esperar un amor eterno. Porque aunque no busque un amor eterno, sigo soñando con el instante en que aparezca. De hecho, me acabo de dar cuenta que ya tengo uno alguien que antes no me miraba junto al resto, alguien que lleva unos minutos arropándome, alguien que me acompaña desde los 18, y que tengo un poco descuidada.
Hoy he hecho el amor a mucha gente, a muchas cosas mañana a ella: mi Nikon F4, mi amante fiel, mi amiga silenciosa, mi compañera desde hace 11 años la perfecta prolongación de mi mano, la que mejor interpreta mis emociones, mi otro ojo.
Pero después de hacer el amor, por muy placentero que haya sido nada como un buen punto y seguido un abrazo tierno y sincero. La duración la pones tú. La noche y yo acabamos aquí. Me voy a dormir con mi Nikon, tenemos un reencuentro pendiente.
11 comentarios
Miriam -
Me encantan las personas capacas de transmitirse de esa manera... somos pocos, pero privilegiados.
Principito -
:-)))))))))))))))
Principito -
Marta -
Principito -
GRACIAS A TODAS Y A TODOS...
LECTORES FIRMANTES O ANÓNIMOS
Marta -
Muy bien hilvanado el texto, has pasado de una idea a otra, con el mismo ambiente, me ha encantado.
Principito -
a mi me gustan mucho, yo tengo 2, una además de las de toda la vida de pasar la palanquita. Pero esta es especial... lo que pasa es que pesa mucho y no es fácil de llevar a todos sitios, por eso compré la otra... pero además me asusta que le pueda pasar algo... si me fuesen a atracar daría cualquier cosa antes que a ella... y no es por el valor económico...
Anita, me alegran tus palabras, porque temí que se hiciese muy pesado y difícil de leer... espero que haya sido como un buen polvo... empezar jugando, llenando todo de sensaciones, de caricias, descubriendo el cuerpo de tu amante... para luego parar, empezar a disfrutar despacito de estar dentro de la otra persona, o ella dentro de ti... y luego a base de repeticiones y movimientos más o menos espaciados llegar al final. Y como mejor final el mejor de los abrazos, sin duda alguna.
Anita -
Besos y gracias por la visita
Principito -
Nube -
Muxu bat.
Ana -
besos con purpurina rosa