ESTÁS INVITADO
No me interesa saber cómo te ganas la vida. Quiero saber lo que ansías, y si te atreves a soñar lo que tu corazón anhela.
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma ( ).
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena:¡SÍ!.
No me interesa saber dónde vives ni cuanto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.
Se la conoce como La invitación, y corresponde a un libro del mismo título que te recomiendo vehementemente. La escribió Oriah Mountain Dreamer, una mujer canadiense conocedora de las costumbres y creencias de los indios norteamericanos.
Éste es un pequeño fragmento que ahora me acompaña en mi bolsillo (bueno, anoche se lo regalé a alguien que acaba de entrar en mi vida, y creo lo necesitaba más que yo... ahora viaja en su pequeña mochila, donde lleva media vida...), pues no pude evitar arrancarlo del libro donde estaba y hacerme amigo de él. Nada más llegar a la ofi lo fotocopié y se lo repartí a todos mis compañeros, del subidón que me dio por lo que me gustaría que os llegase a vosotros
No me interesa tu edad. Quiero saber si te arriesgarías a parecer tonto por amor, por tus sueños, por la aventura de estar vivo.
No me interesa qué planetas están en cuadratura con tu Luna. Quiero saber si has llegado al centro de tu propia tristeza, si las traiciones de la vida te han abierto o si te has marchitado y cerrado por miedo a nuevos dolores. Quiero saber si puedes vivir con el dolor, con el mío o el tuyo, sin tratar de disimularlo, de atenuarlo ni de remediarlo.
Quiero saber si puedes experimentar con plenitud la alegría, la mía o la tuya, si puedes bailar con frenesí y dejar que el éxtasis te penetre hasta la punta de los dedos de los pies y las manos sin que tu prudencia nos llame a ser cuidadosos, a ser realistas, a recordar las limitaciones propias de nuestra condición humana.
No me interesa saber si lo que cuentas es cierto. Quiero saber si puedes decepcionar a otra persona para ser fiel a ti mismo; si podrías soportar la acusación de traición y no traicionar a tu propia alma ( ).
Quiero saber si puedes ver la belleza, aun cuando no sea agradable, cada día, y si puedes hacer que tu propia vida surja de su presencia.
Quiero saber si puedes vivir con el fracaso, el tuyo y el mío, y de pie en la orilla del lago gritarle a la plateada forma de la luna llena:¡SÍ!.
No me interesa saber dónde vives ni cuanto dinero tienes. Quiero saber si puedes levantarte después de una noche de aflicción y desesperanza, agotado y magullado hasta los huesos, y hacer lo que sea necesario para alimentar a tus hijos.
No me interesa saber a quién conoces ni cómo llegaste hasta aquí. Quiero saber si te quedarás en el centro del fuego conmigo y no lo rehuirás.
No me interesa saber ni dónde ni cómo ni con quién estudiaste. Quiero saber lo que te sostiene, desde el interior, cuando todo lo demás se derrumba.
Quiero saber si puedes estar solo contigo y si en verdad aprecias tu propia compañía en momentos de vacío.
Se la conoce como La invitación, y corresponde a un libro del mismo título que te recomiendo vehementemente. La escribió Oriah Mountain Dreamer, una mujer canadiense conocedora de las costumbres y creencias de los indios norteamericanos.
Éste es un pequeño fragmento que ahora me acompaña en mi bolsillo (bueno, anoche se lo regalé a alguien que acaba de entrar en mi vida, y creo lo necesitaba más que yo... ahora viaja en su pequeña mochila, donde lleva media vida...), pues no pude evitar arrancarlo del libro donde estaba y hacerme amigo de él. Nada más llegar a la ofi lo fotocopié y se lo repartí a todos mis compañeros, del subidón que me dio por lo que me gustaría que os llegase a vosotros
7 comentarios
maRia -
Principito -
Pues regálalo a quien quieras... ¡¡¡¡¡te sientes tan bien al hacerlo!!!!!.... la verdad es que es impresionante... y ahora me estoy leyendo el libro, y también es muy bueno
Dragonfly -
Un saludo
Principito -
DuNa -
Lo haré llegar a los mios!
Un besito!
Principito -
Marta -
Besos
Si guardas en tu puesto la cabeza tranquila,
cuando todo a tu lado es cabeza perdida.
Si tienes en ti mismo una fe que te niegan
y no desprecias nunca las dudas que ellos tengan.
Si esperas en tu puesto, sin fatiga en la espera.
Si engañado, no engañas.
Si no buscas más odio, que el odio que te tengan.
Si eres bueno, y no finges ser mejor de lo que eres.
Si al hablar no exageras, lo que sabes y quieres.
Si sueñas y los sueños no te hacen su esclavo.
Si piensas y rechazas lo que piensas en vano.
Si alcanzas el TRIUNFO ó llega tu DERROTA,
y a los dos impostores les tratas de igual forma.
Si logras que se sepa la verdad que has hablado,
a pesar del sofisma del Orbe encanallado.
Si vuelves al comienzo de la obra perdida,
aunque esta obra sea la de toda tu vida.
Si arriesgas de un golpe y lleno de alegría,
tus ganancias de siempre a la suerte de un día,
y pierdes, y te lanzas de nuevo a la pelea,
sin decir nada a nadie lo que eres, ni lo que eras.
Si logras que los nervios y el corazón te asistan,
aún después de su fuga, en tu cuerpo en fatiga,
y se agarren contigo, cuando no quede nada,
porque tú lo deseas, lo quieres y mandas.
Si hablas con el pueblo, y guardas la virtud.
Si marchas junto a Reyes, con tu paso y tu luz.
Si nadie que te hiera, llega a hacerte la herida.
Si todos te reclaman, y ninguno te precisa.
Si llenas el minuto inolvidable y cierto,
de sesenta segundos, que te llevan al cielo.
TODO lo de esta Tierra será de tu dominio,
Y mucho más aún ...
¡ Serás HOMBRE, hijo mío !